Hasta el siglo XIX el lobo ibérico se encontraba distribuido por la práctica totalidad de la Península Ibérica. Fue en el siglo XX cuando comenzó un proceso de regresión en la distribución del lobo que alcanzó su nivel mínimo hacia la década de los 70 cuando su población se redujo a un núcleo principal en el noroeste de la Península, apenas conectado con unos pequeños grupos cada vez más aislados en el centro y sur de Iberia. A partir de ese momento se produce una recuperación parcial de sus poblaciones y del área ocupada, causada fundamentalmente por el éxodo rural, por una cierta relajación en la persecución directa sistemática que la especie había sufrido hasta entonces, y por las primeras campañas de sensibilización pública a favor de la especie.
La mayor parte de los lobos en la actualidad viven en la parte norte del río Duero, se refugian sobre todo en los parajes montañosos de Galicia, Castilla y León y Asturias. En el resto de España su presencia es casi imposible, aunque se han visto pequeños grupos en Cuenca, Guadalajara y Sierra Morena, su número es tan limitado en todas estas regiones que su caza está totalmente prohibida.
En la sierra de Mira hace tiempo que se dejaron de ver lobos, aunque sabemos por el catastro de Ensenada, que en el siglo XVIII, el concejo de Mira contemplaba un gasto anual para la caza de este animal, llegando a pagar hasta ocho ducados por lobos adultos o jóvenes, y nueve ducados cuando era loba. También se cazaban otros animales que se pensaba perjudiciales para el ganado, como zorras, huinas (garduñas) o tassones.
BIBLIOGRAFÍA:
- Catastro Ensenada 1753. Archivo General de Simancas
- Catastro Ensenada 1753. Archivo General de Simancas
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