La fuga de los zapadores

Cuadro "La gesta de los zapadores" de Ferrer Dalmau.

Cronológicamente, el primer hecho de relevancia militar en la Guerra de la Independencia, fue el episodio conocido con el nombre de la Fuga de los Zapadores, acaecido entre el 24 de mayo y el 7 de junio de 1808, y donde parte de los sucesos transcurrieron por tierras conquenses.

Las noticias de los sucesos del 2 de mayo en Madrid llegaron pronto a Alcalá de Henares, donde tenían su guarnición la Academia de Ingenieros y el Regimiento Real de Zapadores Minadores. Los oficiales y la tropa sabían que los franceses habían reprimido la revuelta popular con extrema dureza y había dudas sobre la situación existente en el país. Por un lado, por patriotismo se sentían inclinados a levantarse contra los franceses, si bien parecía locura sublevarse contra sus numerosos efectivos con tan escasa guarnición. Por otra parte, la situación no era clara, la legalidad se había respetado y aquellos hombres estaban acostumbrados a respetar los actos del rey como actos soberanos y legítimos

La situación se agravó el día 23 de mayo. Por la tarde, a la hora del ejercicio, los oficiales notaron desasosiego entre la tropa, y supieron que se debía al que creían que les iban a dar el prest francés, lo que les tenía disgustados porque ellos no querían ser franceses. Intentaron tranquilizar a las tropas, que además temían que los franceses les obligasen a jurar el nuevo gobierno de Pepe Botella, dada la proximidad de Alcalá de Henares a Madrid.

Al día siguiente, 24 de mayo, el coronel Pueyo fue al cuartel y visitó separadamente a las dos compañías. Manifestó a la tropa que conocía sus temores y les ofreció marchar a quien lo quisiera a las distintas compañías del Regimiento destacadas en los trabajos de la Península en Badajoz, San Roque, Cádiz, etc. Su propuesta no fue aceptada por ningún soldado. Junto con sus oficiales, proclamaron "preferir morir de hambre a comer el rancho costeado por el dinero francés" y decidieron marcharse hacia Cuenca esa misma noche, teniendo al frente de la columna el comandante José Veguer. El coronel Pueyo no desaprobó su decisión e incluso la encontró justificada, pero decidió no acompañarles.

A las doce de la noche del día 24 de mayo, una columna de 600 o 700 hombres, se puso en marcha a tambor batiente en correcta formación con la bandera del 1er. batallón desplegada en dirección hacia Cuenca.

Al amanecer del 25 de mayo la columna llegó a Villalvilla, donde hicieron un alto para descansar. Tras el descanso prosiguieron hacia Yebra.

El día 26 de mayo pasaron el Tajo por la barca de Zorita, y marcharon hacia Almonacid, donde pasaron la noche..

El 29 de mayo llegaron a Valdecolmenas. El cura párroco les salió al encuentro, acompañado de un paisano que acababa de llegar de Cuenca. Les entregaron una copia de la proclama que había dado en Valencia el Conde de Cervellón el 23 de mayo llamando a las armas para combatir a los franceses. La noticia levantó el ánimo de los oficiales. El comandante Veguer ordenó la lectura a la tropa, que se mostró jubilosa y lanzó gritos de "¡Viva España!". El subteniente López fue enviado a Cuenca para contactar con las autoridades y enterarse de su actitud y la del pueblo. Por su parte, la columna prosiguió su marcha hasta Villar del Horno, donde pernoctaron.

El 30 de mayo los fugados celebraron la festividad del Santo Patrón San Fernando en Villar del Horno. Por la tarde llegó el subteniente López con noticias de la actitud dudosa de las autoridades de Cuenca, por lo que el comandante Veguer decidió dirigirse a Valencia.

Por la noche reanudaron la marcha y pasaron por Arcas y Carboneras, donde llegaron al amanecer el 31 de mayo.

El 1 de junio llegaron a Villora, donde supieron que el Reino de Aragón también se había levantado el 24 de mayo. Estando en Villora, los oficiales descubrieron cierta alteración en la tropa, motivada porque un paisano apodado el Mameluco, que acompañaba a las tropas desde su partida de Alcalá de Henares, pretendía inducir a algunos soldados a asesinar a los oficiales y robar la caja del Regimiento, debido al malestar producido porque algunos de los soldados aragoneses preferían que la columna marchase hacia Zaragoza. El comandante Veguer ordenó el arresto inmediato de el Mameluco y su custodia en un castillo cercano a Villora bajo una guardia de un sargento y ocho soldados. El arrestado fue conducido con esta guardia durante el resto del viaje hasta Valencia.

El 2 de junio continuaron la marcha y llegaron a Camporrobles (Aunque los documentos consultados no mencionan a Mira, es de suponer que pasaron por su termino.)

El 3 de junio, una vez rebasado Utiel se dirigieron hacia Requena, donde la columna de Ingenieros entró siendo recibida entre grandes aclamaciones de la población.

Cuatro días después, el 7 de junio los fugados hicieron su entrada triunfal en Valencia, con el Conde de Cervellón mandando la primera compañía de la columna, honor que obtuvo del comandante Verguer. Los Ingenieros recibieron las aclamaciones de los valencianos y fueron arengados por el Capitán General y por el Conde de Cervellón.

El dia 8 de juniola Junta Suprema del ejército de Valencia "dió la gracias a los heroicos zapadores minadores, un grado a los oficiales y un premio en metálico a la tropa".

Inmediatamente después de la llegada se formó el Regimiento de Zapadores Minadores de Valencia: un batallón con cuatro compañías, sobre la base de las dos compañías del 1er. Batallón del Regimiento Real, a cuyo frente se puso a Veguer, recién ascendido a coronel por la Junta Suprema de Valencia.


BIBLIOGRAFÍA

-  Gaceta de Valencia el 7 de junio de 1808.

-  Artículo publicado por Sebastian Ruiz Fernández en la página web Tarazona de la Mancha.

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